Después de un tiempo sin realizar demasiada actividad por diversas razones, varios miembros del grupo volvemos a una de nuestras cuevas insignia.
El trabajo de esta entrada se centraría en forzar un estrecho paso en el sector 1, también conocido como zona de verano, cuyo nombre se debe a las pocas ocasiones en los que esta zona es transitable debido al riesgo de inundación de varios de sus pasajes.
Nos adentramos en la cavidad en la noche del viernes tras un agradable paseo nocturno y tras alcanzar el vivac y descansar comenzamos la actividad en cuestión.
Las condiciones, lejos de ser peligrosas no eran las más adecuadas y nuestra aproximación a la zona de trabajo, cargada de agua, fue la antesala de lo que nos íbamos a encontrar.
Los trabajos se realizaron en su totalidad estando literalmente tumbados sobre charcos y con una fuerte corriente de agua que helaba los huesos, pero calentaba la esperanza.
Tras una dura jornada, los frutos finales no se dejaron recoger, pero quedó luz al final del túnel. Esto y el calor del esperado vivac hicieron que la vuelta no fuese “tan dura” o por lo menos en nuestros empapados cuerpos.
Tras coger calor en los sacos y descansar un poco, tocaba volver al exterior, con una rara sensación entre haber encontrado algo y a la vez de no haberlo hecho. Lo que si encontramos seguro, fue la razón por la que hacemos y amamos este deporte/ciencia y que no es nada más que la gente con la que lo practicamos.