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sábado, 30 de septiembre de 2023

2023-08-30 UN OCEANO ENTRE OLAS

El amanecer de un sábado radiante fué tan bonito y la compañía tan buena que bien merece ser lo suficientemente descriptivo como para intentar resaltar que cada paso del camino supone un mundo en si mismo, máxime cuando puede llevar días o semanas rumiar las experiencias, los datos y las incógnitas (no solo espeleológicas). Y entonces te enganchas y quieres más olas, y más océanos.
 La cosa comienza un miércoles de finales de septiembre con Cristian, que me había comentado que había que ir a comprobar una torca “que promete” y echar una poligonal exterior para corregir un error en la cota de la Torca de Escalones, que sería ademas visitada el siguiente fin de semana.
 El día no calentaba demasiado y nos hizo llevadera la búsqueda de la boca, que se hizo de rogammr entre vegetación exuberante, un lapiaz traicionero y coordenadas/GPS sin mucha precisión. El trabajo inicial ya estaba hecho, un anclaje allí, otro acá, nos permite descender hasta el comienzo de una pequeña galería meandriforme, de las de buscar estudiar como demonios meter el cuerpo, para tener finalmente que liarse con la maza por verlo demasiado arriesgado con una, ademas, pared derecha tan resbaladiza como para impedir el regreso. En realidad esas estrecheces no eran más que la evidencia del proceso de sedimentación que iba camino de colmatar las grietas erosionadas y el barro salía que daba gusto. La pena fué que, tras llenarme de júbilo al poder meter la cabeza para ver que aquello se agrandaba y de que Cristian instalara una cuerda, una vez más, para permitir el regreso, la salita a la que accedimos desembocaba inexorablemente hacia otra entrada, para mas inri, más sugerente, causante de la pequeña corriente de aire. Asi pues solo nos quedaba echar la topo, siglar, tomar coordenadas una vez más y salir llenos de barro hasta las trancas.
La suerte del principiante no hizo aparición pero la saca continuaba llena de ganas.
 En la búsqueda de la “torca que prometía” (rebozarse en barro y lodos) encontramos un acceso al sendero a Escalones, lo que nos ahorro un buen trozo de camino, pero ya era noche cerrada cuando comenzamos a echar la poligonal exterior desde un punto inicial alternativo al de la topografía. Y es que la erosión no solo hace cuevas. El resultado, al parecer, ha sido bastante bueno, la cota de Escalones corregida y la conexión topográfica con el resto del sistema posible.
El fin de semana haríamos equipo con el resto y había intención de que los 4 que estaríamos trabajando juntos en varios sectores (Gabri, Pedro, Cristian y Nacho) entráramos el viernes noche pero la prudencia y el cansancio de los recién llegados hizo elegir dormir donde la “Margarit”, madrugar y meternos el sábado. Y así fue como pudimos deleitarnos con ese amanecer precioso, a un lado y a otro. Abajo nos esperaba el resto (Afri, Arturo, Heztor y Antonio), con quienes habíamos quedado en vernos a las 8 de la tarde para regresar al vivac.
Nuestra llegada a las galerías resultó ser un poco tardía a pesar del madrugón y tras dejar todo lo que iba destinado al vivac nos dirigimos hacia las zonas de exploración propuestas. Pero no alcanzamos la primera si no la tercera opción y allí nos quedamos a darle duro por ir con la hora ya un poco pegada.
Mientras Cristian y Pedro volvían sobre los pasos dados a buscar unas brocas perdidas u olvidadas en el “almacén” Gabri y yo nos quedamos sacando algún que otro bloque para proseguir descendiendo y rebuscando accesos a otras galerías, conductos freáticos y todas esas cosas, sin éxito. Ya todos juntos de nuevo se descendió el pozo pendiente, instalado impecablemente por Pedro, entre bloques y paredes, mientras Cristian y yo topografiábamos lo explorado previamente para después continuar con dicho pozo y los recovecos que miramos abajo.
El pozo, bastante delicado, de equilibrio precario y sucesión de cuerda y destrepes “mirame pero no me toques”, acabó sin dar acceso a nuevas continuaciones a pesar de ser el recorrido del agua que goteaba incesantemente. Y mira que constantemente parecía que alcanzábamos salida al persistente caos de bloques.
La única sorpresa, aparte del fiasco, fué un esqueleto de murciélago al pie de una pequeña rampa de arena que abre numerosas elucubraciones en este que escribe: ¿qué especie es?, ¿cuánto lleva ahí?, ¿cómo ha llegado?, ¿hay pozos cercanos?, ¿cómo es posible que estén todos tan enteros y juntos en este lugar tan recóndito de la cueva? Porque me apuesto 4 raciones de rabas a que este murciélago no llegó aquí por si mismo.
Llegada la hora de comenzar el camino al vivac escuchamos al resto de compañeros llegar de su zona de ataque, también derrotados en su intento de conexión/progresión. Todos juntos fuimos a departir, cenar y descansar.
La salida el domingo fué fluida hasta la superficie, donde un calor de justicia para esta época del año por es lares nos hizo desear fervientemente un buen refrigerio en Bustablado antes de regresar a nuestros aposentos cotidianos.
Ganas de volver y encontrar océanos en cada ola.
Salud, Nacho
Participantes: Cristian, Pedro, Gabri, Nacho (y Arturo, Héctor, Antonio y Afri)
Fotos: Gabri, Nacho
Texto: Nacho