Comienza el descenso, y poco rato después ya le tengo que echar el alto a Gabri, no porque Cristian vaya lento, sino porque no se que ha desayunado hoy este chico pero no hay quien lo siga.
Llegamos a la primera sala grande, esa que a la salida conocemos como “Ya estamos en casa” y empieza el sufrimiento un poco antes de lo esperado, pegote de barro directo al ojo de Gabri y no hay dedo que saque eso, solución, las etiquetas no solo marcan puntos de topo jajajaja
Continuamos avanzando y llegamos a los tortuosos meandros, los cuales Cristian descubre sorprendentemente cambiados. Unos pocillos y otros meandros después llegamos a los famosos pasos de “Gorka” y “Del Lagarto” y poco más tarde a nuestro querido “Unga Unga”. La motivación es absoluta, las risas, cánticos y demás estupideces propias de este peculiar grupo no cesan en ningún momento y poco después estamos ya en la sala de “Los Ecos”, recientemente rebautizada como la sala “Del Lobo”, en honor a un compañero espeleólogo del grupo Niphargus, al cual tuve el placer de conocer en este mismo grupo y que nos dejó demasiado pronto. Esta sala no puede tener un nuevo nombre mejor, ya que con su aullido la hubiera llenado de arriba a abajo, al igual que a partir de ahora, lo hará su recuerdo.
En algo más de dos horas y media hemos alcanzado este punto, algo que nos podría parecer imposible teniendo en cuenta las 5 horas que nos tomó alcanzar este punto la primera vez, al final esta cueva se ha convertido en nuestra casa.
Alcanzado este punto comienza el trabajo de verdad y con mucho tiempo por delante, la tarea, una escalada de unos 10 metros que según topo esta muy cerca de la conexión, pero que no coincide en dirección con la tan esperada conexión, más tarde nos daremos cuenta de que las coordenadas Z de las dos cuevas a unir no son del todo fiables. Gabri acomete la escalada con su peculiar estilo alpino, una pequeña ayuda de Cristian en el primer paso y el resto ya es coser y cantar, sin hacerle falta ni un solo seguro está ya dando por cerrada la ventana. Mientras tanto, Cámara localiza una posible continuación con dirección correcta, y tras instalar un pequeño pozo de unos 6 metros accede a una pequeña sala completamente cerrada y sin ningún futuro.
Tras estos duros golpes, decidimos continuar el descenso hasta lo que quedó como punta de exploración en la anterior entrada, y todo sea dicho el único lugar en toda la cueva donde se podía notar aire realmente, por algo era…
Cristian toma el relevo, mejoramos la instalación, un poco precaria debido a que en la anterior entrada nos quedamos sin batería en el taladro en este punto, y poco después ya estamos en la base del pozo, donde, sorprendentemente, descubrimos que Gabri decía la verdad la vez anterior y han aparecido por fin galerías fósiles.
Comienza el trabajo de bichear y nos metemos debajo de todos los bloques y por cada agujero que encontramos hasta que de repente, otra vez el chorro de aire. El paso es una rampa de barro que asciende por debajo de unos bloques, imposible de atravesar incluso para Cámara, ese que pasa casi por cualquier sitio, pero la cabeza si que pasa y lo que se ve al otro lado tiene tan buena pinta que se pone a excavar como un loco con una piedra que encuentra a su lado.
Mientras tanto Gabri localiza una pequeña ventana que hace de “bypass” unos 3 o 4 metros por encima de Cámara y comienza con la escalada, esta vez si que necesita meter 3 o 4 anclajes y poco después, esas palabras que jamás olvidaré “CATADIÓPTRICOOOOOOOOO!!!!!!!!!!”
La emoción es increíble, la adrenalina disparada, pero la voz de la sensatez, o la de Cristian, como la queráis llamar, nos recuerda que todavía queda mucho, todavía hay que salir de esta ratonera. Unas 4 horas después y tras muchas penurias, salimos reventados, pero salimos y con el trabajo finalizado.
Parece mentira, pero es cierto, después de año y medio trabajando en esta cueva, hemos conseguido la conexión, ya son mas de 190 km. Misterios de la vida, conectó Gabri, aquella persona del grupo que no ha faltado a ninguna de las entradas de exploración a esta Torca, también estaban allí, Cristian, aquel que volvía después de casi un año y que conectaba con un punto de Escalones en donde ya había estado allá por 2019, y un servidor, Cámara, que conectaba al sistema, una parte de la cueva (Maxou Picchu) donde había metido su primer taco 4 años atrás. Algunos lo llamarán casualidad, otros destino, yo lo llamo EQUIPO, y no solo el formado por los tres que estuvimos allí ese día, en ese momento, que también, sino de todos aquellos que han hecho esto posible:
Arturo y Afri, que vieron en la topo un blanco que no cuadraba y había que completar.
Pascu y Sancha, con los cuales comencé la exploración en esta torca y los cuales han descubierto muchos pasos claves en su desarrollo, sin olvidar el gran trabajo de dibujo de Sancha que lo ha dado todo tanto en la cueva como en casa.
Álvaro, sin cuya cámara aventurera no hubiéramos encontrado el paso clave, y cuyos conocimientos y enseñanzas nos han ayudado a trabajar esta cueva y sobre todo a crecer como espeleólogos.
Gorka, el cual nos enseñó mucho en las primeras entradas, incluido el uso del pony, y cuyas caderas hicieron que no pudiera continuar en un paso y sus manazas que otro se hiciese mucho más cómodo, ese paso llevará su nombre para siempre.
Y finalmente, David, ese tío de la silla tan importante, el cual ha estado pendiente de todo, en todo momento y nos ha ido guiando con sus conocimientos a lo largo de toda la exploración.
Ahora a seguir trabajando para guardar más momentos en nuestras memorias y seguir haciendo de este sistema el más grande de España y porque no, en un futuro, de Europa. Gracias EQUIPO, gracias FAMILIA.
Participantes: Gabri, Cristian y Camara
Fotos: Gabri
Texto: Camara