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sábado, 12 de octubre de 2019

2019-10-12 CAMPAÑA SISTEMA ALTO DEL TEJUELO

Asistentes: 

Manuel Sáez, Álvaro de la Fuente, Alberto Sáez (Pascu), Arturo Martínez, Alejandro Gutiérrez (Niño), Héctor Quintana, Maite García, David Vicente, Mario Rodríguez (Tori), África Márquez y Alejandro Sancha.


Jueves 10 de octubre de 2019:

Tras una corta y alborotada semana, preparando todo los necesario para la campaña, por fin, íbamos a comenzar lo que prometía ser una gran campaña de exploración en el Sistema del Alto del Tejuelo. Alboroto, Manu, Pascu y Tori saldrían antes de Burgos y, nos esperarían ya en el vivac a que llegáramos David y yo (Sancha). Sobre las 02:30h de la madrugada, llegábamos David y yo al vivac, donde nos esperaban nuestros compañeros, excepto Alboroto que, por “problemillas técnicos”, tendría que entrar el viernes con el resto de los compañeros, para así cenar y marcharnos a dormir.




Viernes 11 de octubre de 2019:

No sé, si por lo tarde que nos acostamos, por el cansancio acumulado o, sencillamente, por las pocas ganas que teníamos de madrugar, se nos pegaron un poco los sacos y acabamos despertándonos casi a las 11:00h. Un par de cafeteras, y rápidamente, abrimos todos los ojos, y nos pusimos en marcha hacia nuestra labor. Hoy seguiríamos a nuestro comandante Manu hacia una zona del oeste del Sector de la Música, donde revisaríamos un par de incógnitas pendientes, para así poder cerrar finalmente esa zona. En la parte más sur de la galería Tosca, accedemos al Sector de la Música, que seguidamente nos envía hacia el Túnel de la M-30 en dirección oeste. Más adelante, tras atravesar más galerías, accedemos a unas gateras en las que, en alguna zona, se llega a sentir como el pecho y la espalda acarician la roca, las cuales desembocan hacia un meandro, donde se encuentra una de nuestras primeras incógnitas. Ésta, se trata de un pozo embarrado (de unos 25m aproximadamente), el cual, se instala y se desciende hasta la base, dejando a mitad del pozo una ventana, que sigue la misma dirección del meandro sin mucho interés. En la base del pozo, éste se cierra, dejando esa incógnita cerrada. Mientras se instala el pozo, otros compañeros se encargaban de tirar la poligonal del meandro. La otra incógnita es otro meandro, con mucho barro, y algún que otro resalte, el cual, Pascu se ratonea hasta una pequeña galería que termina por cerrarse, dejando así, la otra incógnita por cerrada y el trabajo por concluido. Hacia las 21:30h llegábamos al vivac, donde esperábamos encontrarnos ya con alguno de los compañeros que entraban hoy. Como veíamos que se demoraban, aprovechamos para cenar, y sobre la 01:00h, por fin, oíamos los aullidos de una manada de espeleólogos aproximándose al vivac. Una vez todos juntos, y tras aprovechar a plantear los distintos equipos y las actividades que se van a realizar, y eso si, tras una buena sesión de risoterapia, fuimos, poco a poco, cayendo como moscas hacia los sacos.


Por otro lado, Afri nos relata cómo fue su experiencia en su primera incursión en la cavidad con el otro equipo:

La luna llena iluminaba las siluetas de las montañas, y una densa niebla blanca se veía bajo nosotros al bajar de los coches. Arturo, el Niño, Héctor, Maite, el Chule y yo formábamos el segundo equipo que bajaba. Nos cargamos, como suele ser habitual para este tipo de actividades y empezamos a andar. La aproximación era una especie de humor amarillo donde podías esquivar árboles, o tirarlos, saltar las zamburguesas o hundirte en el fango… y así, sin darme cuenta, con tanto entretenimiento llegamos a la boca. Tras equiparnos comienza el bajadón, yo vivía los instantes previos entre nervios, incertidumbre y un montón de emociones más… Esto de explorar hay veces que es peor que el amor. Bajo detrás del Sr. Alboroto atendiendo todo lo que me dice, llega a la base del pozo para que lo vea iluminado, y es la primera vez que me doy cuenta de lo colosal que es el sitio en el que estoy. Por encima de mí, un montón de” luciérnagas” me mostraban el camino ya descendido, y espero que esa imagen jamás se borre de mi cerebro. Sin demorarnos mucho debido a la hora, avanzamos al vivac mientras mi audio guía me va contando lo más reseñable que hay en el camino. Y entre pasamanos y pasamanus, arrastraderas y formaciones se comienzan a oír voces. Hemos llegado.





Sábado 12 de octubre de 2019:   

08:00h de la mañana: “Goooood Mooorning, pa pa pa pa pa pa”. Tras unos cuantos toques de corneta con esa melodía, a la que tanto “cariño” hemos cogido todos, conseguíamos levantarnos de nuestros sacos uno a uno. Con una buena dosis de cafeína y un buen desayuno, ya estábamos listos para preparar los equipos, materiales, y poner rumbo a cada uno de los diferentes sectores. Sobre las 10:00h, todos los equipos se ponen en marcha; un equipo lo compondrían Arturo, Héctor y Afri, que se dirigirían hacia la zona de Rivière des Nanas, por otro lado, otro equipo, compuesto por Alboroto, Tori, Niño y Pascu, irían a explorar por la zona de Riañón, y finalmente, el último equipo, compuesto por Manu, David, Maite y yo (Sancha), iríamos al piso inferior, hacia la zona de Verano.


Equipo Rivière des Nanas (relato de Afri):

Arturo, Héctor y yo somos el equipo encargado de dirigirnos a Rivière des Nanas, hacemos el camino de la noche anterior hasta la base de los pozos, pero esta vez con menos prisas, apreciando la belleza del entorno. De ahí nos dirigimos a una zona arrastrada para llegar a la Galería Tocha y otra vez todo inmenso y colosal. Entre bloques y formaciones nos ubicamos en el punto donde hay que arrancar la topo. Estamos en Rivière des Nanas. Nos repartimos aparatos y misiones y avanzamos por un meandro. Al poco tiempo aparece un pozo por donde desaparece el agua del río que seguíamos y para nuestra sorpresa, aparentemente, es más profundo de lo que habíamos imaginado. Viendo que igual la cuerda era insuficiente decidimos continuar por el meandro, ahora desfondado, a ver a donde llegábamos. Es increíble lo rápido que pasa el tiempo.  Todo se cubre de moon milk, que cae a la oscuridad del pozo como si fueran copos de nieve cada vez que Arturo da con la maza para instalar. El meandro se va ensanchando y volvemos a poner los pies en el suelo. Dos chimeneas a nuestra izquierda, una de frente, y una a la derecha. Un pequeño río que viene de una de las chimeneas fluye en dirección contraria a nuestra marcha y al rio que seguíamos. Comenzamos por la derecha, escalada de 7m, seguida de otra de más menos 8m que se vuelve impenetrable, comunica con la que aporta el agua. Nos vamos a una de la izquierda que todavía nos da tiempo a un poquito más, pero esta no la acabamos. Se queda todo montado para cuando se retome. Vuelta tranquila entre formaciones y “Objetos Subterráneos No Identificados”. Llegamos puntuales al vivac. Arturo y yo nos vamos a dar una vuelta por sitios flipantes y cercanos mientras me cuenta cositas de la cueva y las exploraciones. Creo que la imagen de la sucesión de collados iluminados en el pasamanos de 100 también se quedará para siempre en mi cerebro. Cuando volvemos ya están todos allí.


Equipo Riañón (relato de Tori):

Salimos sobre las 10:00h, camino hacia Riañón, a mirar un par de incógnitas que quedan de pasadas exploraciones. Llegamos a la sala de material del Erebus y continuamos bajando, hasta metemos por uno de los meandros del norte, para seguidamente, llegar al pasamanos del lago. Lo cruzamos, y nos metemos en una “arrastradera de cocodrilos”, la cual, tiene un barro que es muy amigo de nuestras sacas y las abraza con fuerza. Salimos de la arrastradera hasta a un tubo, de unos 4x3m, con formaciones en el techo y el suelo precioso. Éste, nos lleva al Tripotanus, sala inmensa, a la cual, se ha llegado por varios sitios. Justo antes, encontramos unas cuerdas de una escalada anterior, las cuales, sacamos al vivac. A partir de aquí, empezamos a trabajar; miramos la primera incógnita, un pozo, de unos 60m aproximadamente, en el que se habían quedado sin cuerda, así que lo bajamos entero y termina por cerrarse, por lo que se tira topo hasta la base. Se mira una ventana y un tubo paralelo, pero no continúan, dejando la incógnita por cerrada.  Entramos en otra incógnita, en búsqueda del pozo de Tubi, y encontramos una instalación que creemos que es de los belgas, por lo que retrocedemos, y decidimos volver al vivac, ya que son las 19:00h. A la vuelta, hacemos inventario en la sala de material del Erebus, y finalmente, llegamos al vivac sobre las 21:40h con buenas sensaciones.


Equipo zona de Verano:

Tras prepararnos, salíamos al rebufo de nuestros compañeros que se dirigían hacia Rivière des Nanas, hasta llegar al cruce de galerías que hay antes del vivac 1, donde nos separamos para así acceder al piso inferior, donde se encuentra la zona de Verano. Accedemos a través de unas pequeñas galerías, en las que descendemos un par de resaltes, que enseguida nos abren paso a un pozo en volado de unos 25m que, desde el techo, te escupe hacia una impresionante galería. Seguidamente nos abrimos paso a una de esas galerías que se te quedan grabadas en la retina, la Galería Bonita, en la que te quedas hipnotizado con esas columnas y ese suelo bañado en “nieve”. Poco después, todo ese entusiasmo, se vería mermado cuando nos introducimos en una gatera en dirección noroeste un poco infernal, en la que el agua y el barro se convertirían en nuestros compañeros. Con un poco de sufrimiento, conseguimos llegar al final de la gatera, donde nos esperaba una cómoda playita para poder comer y reponer fuerzas. A partir de aquí comienza el trabajo; siguiendo los diferentes puntos de topo, marcados por nuestros compañeros anteriormente, nos abrimos paso a través de una sinuosa galería que nos gira 180º hacia unas galerías que, mediante un poco de bicheo, vemos que acaban por cerrarse. Nuestra intención es encontrar un paso hacia unas galerías superiores, por ello, decidimos revisar una ventana interesante que, con la ayuda de un pasamanos, conseguimos acceder a ella y unos pocos metros más adelante nos mostraba una trepada entre afiladas lajas que decidimos no revisar, ya que se nos echaba la hora encima, dejando esa interesante incógnita para la próxima exploración. Tras ello pusimos rumbo de nuevo al vivac, al cual, llegamos sobre las 22:15h, donde nuestros compañeros ya estaban esperándonos.





Domingo 13 de octubre de 2019:

08:00h de la mañana: “Goooood Mooorning, pa pa pa pa pa pa”; a mi alrededor parecen oírse mas los ronquidos que el despertador y Héctor desiste con la alarma. 09:00h de la mañana: “Goooood Mooorning, pa pa pa pa pa pa”; esta vez Héctor deja el despertador en la zona de dormir y a disfrutar del espectáculo con un café, seguido de: “¡¡Que apagues esoooo!!”. Poco a poco todos se despiertan, desayunamos, y comienza el trabajo de inventariado y adecuación del vivac. En grupos, vamos comenzando la marcha hacia la base de los pozos, donde se puede disfrutar de la fila de pequeñitas lucecitas que van ascendiendo a lo largo del pozo. En poco tiempo ya estábamos todos fuera, un “bonus track” ascendiendo los inclinados prados, y en nada estábamos en los coches camino al camping de Lunada, donde nos pegamos una buena comida antes de regresar cada uno a su destino, con un genial sabor de boca tras una increíble campaña y una increíble compañía.